Los orígenes de Moto Mecánica Argentina
Con el inicio de la década de 1990, la Argentina cambió por completo la estructura de su economía. Mucho se ha dicho sobre eso. Pero, ¿Qué pasó en Moto Mecánica? Se podría que fue un nuevo inicio de la compañía.
Durante las décadas anteriores MMA había sido exitosa fabricando una amplia variedad de válvulas de diferentes tipos, tamaños y presiones que se destinaban a diferentes industrias. Con la privatización de las empresas estatales y la apertura de la economía al mundo, nos enfrentamos brutalmente a la realidad de que no éramos competitivos ni en precio ni en calidad. Carlos Alcaje, Gerente de Ingeniería hasta 2019, que en ese momento era un joven Jefe de Proyecto lo resumió así: “En aquel momento sentía que una vez que ya había aprendido la respuesta, me cambiaron la pregunta. Sabíamos algo sobre una amplia variedad de válvulas, pero a nuestro conocimiento le faltaba profundidad. Tomamos conciencia de que el conocimiento amplio y poco profundo no funcionaría en la nueva realidad. Había mucho que aprender por delante.”
La situación era crítica y fue necesario tomar algunas decisiones heroicas. Debíamos forzar la salida de MMA de sus mercados tradicionales y focalizarnos allí donde podíamos ser realmente competitivos.
Para lograr el objetivo, teníamos que asegurarnos de que el cambio no tendría marcha atrás. Las dificultades y los reveses temporarios no debían ser razón para abandonar el camino, sino para redoblar el esfuerzo. Y entonces realizamos un acto impactante por su valor simbólico. El 2 de febrero de 1991 quemamos los últimos modelos y destruimos las últimas matrices y herramientas de todos los productos que estábamos discontinuando. Como Hernán Cortés -él en México y nosotros en Argentina-, se quemaron las naves.
“Yo fui quien prendió el fósforo de la quema definitiva de los modelos”, recuerda Jorge Geringer, quien estaba a cargo de la fundición. “Habíamos empezado en el 89, usando los modelos de las válvulas de serie para calentar la fundición.”
En aquel momento muchos pensaron que lo que hacíamos era una locura. Moto Mecánica destruyó todo el herramental de fabricación del 90% de sus productos. Francisco y Lucas Rolandi todavía recuerdan cuánto les pesó esta decisión. Habían apenas asumido la conducción de la compañía y los líderes de la vieja guardia les reprochaban que ellos “quemaban el acervo”, es decir, el patrimonio técnico acumulado durante décadas de trabajo.
Parecíamos locos, pero fue un acto ejemplificador para toda la compañía. Un acto que dejaba en claro que no habría vuelta atrás. A partir de aquel momento, la mirada sería hacia el futuro.
A esta decisión destructiva la acompañó otra de carácter opuesto: la elección de una línea sobre la cual concentraríamos todos nuestros esfuerzos. Decidimos convertirnos en un proveedor competitivo en precio y calidad para el sector upstream de gas y petróleo . El ingreso a la compañía de Pablo Chiaraviglio Jr., que pertenecía a la familia de los fundadores, nos ayudó a tomar la decisión y a recorrer este camino. Conocía muy bien el rubro por haber trabajado en él en Estados Unidos y en Brasil y puso énfasis en la necesidad de realizar los cambios rápidamente. La cabeza de pozo fue el producto elegido. Tenía una historia larga e ininterrumpida en MMA y además era el producto que más servicio local exigía, lo que nos otorgaba una excelente ventaja competitiva frente a los fabricantes extranjeros.
La transformación no fue fácil. Si bien MMA había fabricado cabezas de pozo desde 1958, eran solo uno de los tantos rubros de la empresa. MMA no era una empresa reconocida en el mercado internacional de equipos para petróleo y gas y, en Argentina, éramos percibidos como un fabricante local cuya calidad no podía igualarse con la de los fabricantes extranjeros. Para ser competitivos debíamos desarrollar nuevas capacidades técnicas para la producción de elementos de mayor valor agregado y mejor calidad.
Además, era necesario que los clientes nos creyeran.
Algunos de los que vivieron esos tiempos, recuerdan la visita de un reconocido ingeniero extranjero que conocía muy bien el sector, quien nos dijo: “Uds. no están en un país competitivo, no tienen una fábrica adecuada y, además, no son un nombre reconocido en la industria. Cierren, liquiden, dedíquense a otra cosa. Si no lo hacen les espera un duro despertar”
Tal vez algo de razón tenía, pero nosotros teníamos un sueño. Y lo haríamos realidad.
Pimera exportación al mercado Indio | Cabeza de pozo y árbol de navidad
El camino no fue sin tropiezos. Tuvimos algunas experiencias de exportación a India y Pakistán. Aunque el resultado económico fue muy malo nos permitieron afilar nuestros conocimientos de exportación. En aquel momento debíamos competir contra fabricantes de EEUU y Europa Occidental que tenían costos operativos parecidos a los argentinos. Eso nos abrió una pequeña ventana de oportunidad que nos permitió pasar el periodo de transición hasta que ocurrió la reactivación del mercado interno.
Otra circunstancia que nos dio oxígeno financiero adicional para la transición fue un contrato que correspondía a la “vieja MMA”. Se trataba de una importante provisión de válvulas nucleares para la Central de Atucha II, que nos ayudó a mantener la fábrica en un mínimo nivel de funcionamiento.
Pero este contrato se terminó y llegó el momento de tomar una nueva decisión arriesgada. Con el objetivo de mantener la planta en funcionamiento, decidimos fabricar un stock de equipos por un valor de casi un millón de dólares.
Francisco Rolandi recuerda. “En ese momento era difícil encontrar a quien regalarle equipos. Sin embargo, viajamos a la fundición Altona en Brasil y les colocamos una orden de compra abierta por un millón de dólares de válvulas. Durante casi 12 meses ese stock no se movió, mientras contábamos las monedas para llegar a fin de mes. En el momento más oscuro de la noche, apareció la luz.”
La mayor operadora lanzó un ambicioso programa de perforación. De modo que el material que habíamos mantenido inmovilizado en nuestro stock durante un año fue adquirido en poco tiempo y casi en su totalidad De esta manera pudimos poner en marcha la rueda productiva. Así se consolidó la presencia de MMA en el mercado de cabezales y árboles de navidad.
Y fuimos consistentes. Invertimos gran parte de las ganancias del mercado local en el desarrollo de las exportaciones. Aunque las primeras experiencias no habían sido rentables, nos permitieron comenzar a trabajar en una escala industrial que hasta ese entonces era impensada. Las empresas argentinas no eran reconocidas internacionalmente en el mundo petrolero. Fue sin duda una experiencia dura pero sumamente enriquecedora.
Árbol de Navidad serie 5.000 con sistema de seguridad de superficie para alto porcentaje de CO2 | Yacimiento Sierra Chata, Neuquén 1990
Ya mencionamos la importancia de ganar la confianza del cliente. Debimos repetidamente ofrecer equipos en prueba gratis a casi todos nuestros clientes. Estos fueron sometidos a rigurosos ensayos de campo con muchas operaciones de apertura y cierre a fin de simular un envejecimiento acelerado. Nuestras válvulas cumplieron y en muchos casos excedieron los requisitos. Fue así que logramos ser crecientemente aceptados como proveedores de productos de alto rendimiento, muchas veces para sorpresa de nuestros competidores extranjeros, que nos veían como “intrusos” en las franjas altas del mercado.
Carlos Alcaje, el joven jefe de proyecto preocupado a fines de los 80 en todo lo que había por aprender, hoy reflexiona: “Hubo un gran esfuerzo en pasar de ser ilustres desconocidos a ser reconocidos en el mercado. Lo importante es que personas en diferentes funciones pudieron trabajar juntos con un objetivo común. Cada uno de nosotros era como un órgano vital de un cuerpo humano. Si fallaba uno solo, hubiera muerto el organismo”.
Casi tres décadas después de que sucedieran estos eventos, la historia de esta hazaña se sigue contando en MMA. De esta historia, y otras que contaremos en otro momento, surgen los valores que guían al equipo actual: En los problemas vemos oportunidades y estamos acá para dejar las cosas mejor de como las encontramos; honrando a aquellos que hicieron el pasado, pero determinados a dejar nuestra huella en el futuro.
LOCACIÓN
Historias que generan valor es una nueva forma de comunicar lo que hacemos. En forma periódica, publicaremos historias que reflejan momentos de vida de los integrantes de Moto Mecánica tratando de contribuir con nuestros clientes a lograr mayor valor en lo que hacen. Y queremos hacerlo contando las historias que están detrás de nuestras decisiones de negocios y de nuestras soluciones.
Es sólo un ejemplo de cómo Moto Mecánica está ayudando hoy a sus clientes a mejorar la producción, a reducir costos y a innovar en sus procesos productivos.